Adoptar una buena postura es clave para verte más atractiva, más esbelta y también, más joven, ya que mantener una postura correcta te proporcionará bienestar y a la vez soltura y elegancia, sin olvidar que podrás evitar y mejorar dolores de espalda o cervicales.
El espejo es tu aliado
Comienza con examinar tu postura delante de un espejo poniéndote de pie y adoptando la postura en la que te sientas más cómoda. Entonces deberás prestar atención a diversos puntos de tu cuerpo para corregir los posibles fallos, toma nota:
Cabeza y cuello
Bien: Barbilla ligeramente elevada levantando la cabeza y manteniendo el cuello erguido. Se consigue estirar y relajar la espalda además de que mostrarás seguridad en ti misma.
Mal: Barbilla baja con la cabeza caída y cuello encorvado. Provocará tensión y dolor de cabeza y cuello.
Hombros y zona superior de la espalda
Bien: Hombros ligeramente echados hacia atrás y no encogidos, sin rigidez. De esa forma se endereza la columna y tórax. Brazos relajados.
Mal: Hombros encogidos y echados hacia delante. Provoca que los músculos pectorales pierdan tonicidad y aumenten las molestias en los omóplatos.
Espalda y vientre
Bien: Pelvis algo adelantada tensando ligeramente los músculos abdominales. Conseguirás alargar y estrechar cintura evitando el encorvamiento de la espalda.
Mal: Sacar vientre y a consecuencia arqueo de la espalda.
Nalgas
Bien: Glúteos contraídos y peso trasladado hacia delante hasta sentir el centro de gravedad sobre el eje del cuerpo.
Mal: Sacar glúteos. Solo se consigue sobrecargar los lumbares y provocar molestias, dolores de espalda.
Extremidades inferiores
Bien: Rodillas relajadas y pies paralelos y separados un palmo. Se consigue estirar perfectamente la columna vertebral evitando tensión.
Mal: Rodillas tensas y pies muy juntos o descansando el peso del cuerpo sobre una pierna. Puntas de los pies giradas hacia fuera o hacia dentro, aseguras una sobrecarga en la parte inferior de la espalda.
Puesta en práctica
Con el fin de acostumbrarte y adoptar una postura correcta sin esfuerzo deberás contemplar tu figura frente al espejo y corregir los fallos teniendo en cuenta los puntos anteriores.
Localizados los fallos y remediados, permanece en esa postura correcta durante unos pocos segundos, después relaja para tensar de nuevo y mantenerte erguida y en la postura correcta nuevamente.
Repite la secuencia varias veces al día y paulatinamente sin darte cuenta acabarás adoptando una postura correcta de forma automática sin realizar esfuerzo alguno.
El espejo es tu aliado
Comienza con examinar tu postura delante de un espejo poniéndote de pie y adoptando la postura en la que te sientas más cómoda. Entonces deberás prestar atención a diversos puntos de tu cuerpo para corregir los posibles fallos, toma nota:
Cabeza y cuello
Bien: Barbilla ligeramente elevada levantando la cabeza y manteniendo el cuello erguido. Se consigue estirar y relajar la espalda además de que mostrarás seguridad en ti misma.
Mal: Barbilla baja con la cabeza caída y cuello encorvado. Provocará tensión y dolor de cabeza y cuello.
Hombros y zona superior de la espalda
Bien: Hombros ligeramente echados hacia atrás y no encogidos, sin rigidez. De esa forma se endereza la columna y tórax. Brazos relajados.
Mal: Hombros encogidos y echados hacia delante. Provoca que los músculos pectorales pierdan tonicidad y aumenten las molestias en los omóplatos.
Espalda y vientre
Bien: Pelvis algo adelantada tensando ligeramente los músculos abdominales. Conseguirás alargar y estrechar cintura evitando el encorvamiento de la espalda.
Mal: Sacar vientre y a consecuencia arqueo de la espalda.
Nalgas
Bien: Glúteos contraídos y peso trasladado hacia delante hasta sentir el centro de gravedad sobre el eje del cuerpo.
Mal: Sacar glúteos. Solo se consigue sobrecargar los lumbares y provocar molestias, dolores de espalda.
Extremidades inferiores
Bien: Rodillas relajadas y pies paralelos y separados un palmo. Se consigue estirar perfectamente la columna vertebral evitando tensión.
Mal: Rodillas tensas y pies muy juntos o descansando el peso del cuerpo sobre una pierna. Puntas de los pies giradas hacia fuera o hacia dentro, aseguras una sobrecarga en la parte inferior de la espalda.
Puesta en práctica
Con el fin de acostumbrarte y adoptar una postura correcta sin esfuerzo deberás contemplar tu figura frente al espejo y corregir los fallos teniendo en cuenta los puntos anteriores.
Localizados los fallos y remediados, permanece en esa postura correcta durante unos pocos segundos, después relaja para tensar de nuevo y mantenerte erguida y en la postura correcta nuevamente.
Repite la secuencia varias veces al día y paulatinamente sin darte cuenta acabarás adoptando una postura correcta de forma automática sin realizar esfuerzo alguno.
Fuente: mujerdeelite.com
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