miércoles, 19 de noviembre de 2008

Mejor prevenir

HPV y cáncer de cuello de útero. Una campaña sobre vacunación contra el HPV generó confusión en torno al acceso, costos y cobertura de la vacuna. Pero los especialistas destacan que elevó el número de consultas. Aproximadamente 8 de cada 10 mujeres en el mundo padecen el virus de papiloma humano, causante a largo plazo de la mayoría de los casos de cáncer de cuello de útero.

La última campaña ideada por la Liga Argentina de la Lucha contra el Cáncer (LALCEC), que empapeló las calles con la imagen de la modelo y actriz Araceli González y su hija, Florencia Torrente, suscitó controversias: la invitación a la vacunación contra el HPV fue vista por algunos como una estrategia de marketing para vender vacunas, antes que como una herramienta de comunicación. Pero los médicos reivindican la apuesta que llevó a muchas mujeres a acercarse al consultorio ginecológico para controlarse y despejar dudas.

María Inés Ucke, presidenta de LALCEC, entidad que trabaja desde hace 87 años en prevención, educación y diagnóstico de cáncer, explica: “Venimos implementado campañas contra este tipo de cáncer a través de la difusión de la práctica del Papanicolaou y la colposcopía. Un claro ejemplo es la Semana del Pap Gratuito, que se realiza en nuestra Red de Representaciones de todo el país. Sólo un 20% de las mujeres se realiza el Pap periódicamente. Consideramos importante hablar sobre vacunación, como una nueva alternativa que complementa al control habitual. Pero esto no compite con las acciones permanentes que impulsamos para promover controles médicos periódicos y que han salvado miles de vidas”, aclara la presidenta de la ONG, quien rescata que el debate haya servido para que se hable del tema. Según datos de la entidad, el cáncer de cuello de útero es la segunda causa de mortalidad en mujeres menores de 45 años de edad: produce más de 280.000 muertes al año en todo el mundo y 2.300 en la Argentina, lo que equivaldría a un promedio de 6 mujeres por día.

EL HPV TAN TEMIDO. Hoy se sabe que no hay cáncer de cuello de útero sin una infección previa por HPV (virus del papiloma humano). Pero algo debe quedar claro: tener HPV no significa que se tendrá cáncer, porque no siempre la infección no deriva en alteraciones malignas. En los casos en los que sí, las primeras lesiones tardan más de diez años en convertirse en cáncer y se pueden detectar precozmente con un Papanicolaou y una colposcopía. Pero la incidencia de la enfermedad golpea a las mujeres de bajos recursos, que no siempre pueden acceder a los estudios de rutina. Actualmente, en la Argentina existen dos vacunas que impiden contraer el virus o contagiarse de nuevas cepas: Gardasil (Merck Sharp & Dohme) fue la primera en aparecer a fines de 2006, está aconsejada para mujeres de entre 9 y 26 años, y previene contra las cepas malignas 16 y 18 y contra las verrugas genitales. Cervarix (GlaxoSmithKline), por su parte, se puede administrar en mujeres de 10 a 45 años, y también previene contra las dos cepas oncogénicas. Lo ideal es suministrarlas a aquellas chicas que aún no hayan iniciado su vida sexual, pero lo cierto es que todas las mujeres de esas edades pueden recibirlas. Son tres aplicaciones y por cada dosis el precio de lista de Gardasil es de $ 926,38 y el de Cervarix de $ 399, 35, aunque tanto centros de vacunación privados como farmacias hacen descuentos del 30% a particulares. Sólo Qualitas y PAMI cubren el 100% de Gardasil. Los descuentos en las demás coberturas de salud varían entre un 20 y un 80%, aunque la mayoría cubre el 40% con receta.

La doctora Ana Coll, coordinadora de la Comisión de Extensión Comunitaria de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (SOGIBA), explica: “Es una infección de transmisión sexual, pero no exclusivamente, sobre todo para las verrugas (también contagian manos y objetos que hayan estado en contacto con el virus, etcétera). Una gran cantidad de población es portadora sin presentar síntomas. Por eso, las prácticas sistemáticas del Pap y eventualmente de la colposcopía son, desde hace más de 50 años, altamente eficaces para diagnosticar lesiones. Lo positivo de las reacciones que ha suscitado la campaña es que mostró la necesidad de reforzar las campañas nacionales. En la producción del cáncer de cuello de útero inciden además otros factores: cigarrillo, estrés, parejas múltiples, inicio precoz de las relaciones sexuales, no uso del preservativo. Y los controles ginecológicos anuales no sólo sirven para la detección de las lesiones por HPV o cáncer de cuello, sino también para la de otros cánceres, como el de mama”, remarca.

El doctor Diego Häbich, ginecólogo oncólogo y oncólogo clínico del Hospital Alemán, plantea: “Médicamente, la eficacia y la seguridad de la vacuna son inobjetables. El problema de este debate es que se desvió el mensaje: la vacuna sola no sirve, pero el control médico y el cuidado personal se pueden beneficiar con ella. Quien se controla habitualmente a través de la consulta anual tiene una chance realmente muy baja de sufrir un cáncer de cuello de útero y por eso no hace falta salir corriendo a vacunarse. Además, no existe el escenario de decir ‘me vacuno y no me controlo o me vacuno y no me cuido’”, explica.

La doctora Laura Fleider, médica ginecóloga del Hospital de Clínicas y docente de la UBA, admite que la infección por HPV es muy frecuente, y que por eso hay que mantener la calma. “El Pap y la colpo son métodos de control grandiosos y seguirán siéndolo, aun con la existencia de vacunas. Por no controlarse mueren muchas mujeres jóvenes, la mayoría por falta de educación, de recursos y también por desidia. Hay que incentivar que eso no siga ocurriendo. De 100 pacientes con lesiones intraepiteliales de bajo grado se sabe que sólo 1 va avanzar en un cáncer y eso será años después de aparecida la lesión. Así que hay que mantener la calma: tener HPV no es una tragedia, sólo quiere decir que hay que consultar al médico”, remarca Fleider.

Por su parte, la ministra de Salud, Graciela Ocaña, se mostró molesta porque en los afiches de LALCEC se instaba a la vacunación sin mencionar el Pap. La doctora Silvina Arrossi, coordinadora científica del Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino, sostiene: “No se pueden hacer campañas masivas sobre el tema sin chequear que los servicios de salud garanticen el buen funcionamiento del sistema. La vacuna es una herramienta nueva y útil en el largo plazo, pero no todavía desde una perspectiva de salud pública. El problema de cáncer de cuello de útero es de organización: antes que nada, las mujeres tienen que consultar con su médico. Debemos ser cautos: se asocia muy livianamente el HPV con el cáncer y se hace creer que hay una epidemia del virus, cuando se trata de una infección muy antigua. Lo importante es dar información, pero sin perder la calma”, concluye la funcionaria.

textos MARIA EUGENIA SIDOTI fotos A. ATLANTIDA



El diagnóstico
“El Pap y la colpo son métodos de control grandiosos y seguirán siéndolo, aun con la existencia de vacunas. Por no controlarse mueren muchas mujeres jóvenes. Hay que incentivar que eso no siga ocurriendo. Hay que mantener la calma: tener HPV no es una tragedia, sólo quiere decir que hay que consultar al médico”
Fuente: Parati.com.ar

No hay comentarios: